El aprendizaje basado en metas. Una teoría del aprendizaje
para transformar la práctica educativa.
Autores como Schank, Rogoff, Gardner, proponen que
los alumnos aprendan a través de la involucración en actividades socialmente
relevantes, para que el conocimiento adquirido quede firmemente ligado a una
actividad específica y pueda ser
utilizado posteriormente. Este aprendizaje está dirigido a metas muy
específicas, por lo que el alumno, al tratar de lograrlas, necesitará
desarrollar habilidades y adquirir conocimientos que aprenderá con mayor facilidad y sin
sentirlo como una carga
El método pedagógico en la mayoría de las escuelas es la
repetición de datos hasta su memorización momentánea y repetición de procedimientos hasta su
mecanización.
Las
prácticas educativas actuales tienen razones históricas más que pedagógicas; en
ocasiones los maestros se limitan a traducir para los alumnos lo que está
escrito en los textos a un lenguaje oral y a dictarles resúmenes y
cuestionarios para que los memoricen para el examen. Este método, que se
justificaba cuando los libros eran escasos, no tiene razón de ser cuando cada
niño cuenta con los textos sobre los cuales debe trabajar. Se suele imponer a
los alumnos la pesada carga de estar cuatro horas diarias atendiendo el discurso del
maestro y llenando cuadernos de trabajo, además de que se les deja trabajo
adicional sin importancia para una hora
o dos en casa
En
la escuela no sólo enseñan datos para memorizar, sino también habilidades que
quizá el alumno nunca utilice. Estas actividades se enseñan al margen de
cualquier utilidad práctica, y se espera que mediante la repetición de
ejercicios los alumnos lleguen a dominar ciertos procedimientos.
El
modelo tradicional del funcionamiento de la memoria humana se comprende mejor
analogándola con una bodega. El conocimiento es como un conjunto de objetos que
se guardan ahí para tomarlos cuando los necesitemos. Esta concepción de memoria
iría acorde con la repetición de datos como medio de almacenamiento, y asumiría
que, dado que los datos están guardados, pueden ser recordados en cualquier
momento.
Schank
(1982) considera que la memoria consiste en un conjunto de estructuras de
conocimiento que determinan qué nueva información vale la pena integrar y que
son responsables del procesamiento de cualquier dato nuevo.
De manera tradicional el conocimiento
es como un conjunto de objetos que se guardan ahí para tomarlos cuando los
necesitemos; con la repetición de datos como medio de almacenamiento, mientras
que, la memoria dinámica consiste en un
conjunto de estructuras de conocimientos que determinan qué nueva información
vale la pena integrar y que son responsables del procedimiento de cualquier
dato nuevo.
En la memoria reside el conocimiento,
se procesó el conocimiento cambiando dinámicamente lo que sabemos al procesar nueva
información. El pensamiento depende de nuestra habilidad para
generalizar y unir nuestros conocimientos con recuerdos previos. La comprensión
de asuntos complejos no viene de la memorización, sino de la discusión, la
imaginación, la manipulación, y en general, de pensarlos.
Formular
preguntas nos lleva a pensar más profundamente sobre nuestras experiencias y,
con esto, a elaborar índices más detallados. Entre más detallados sean estos
índices, seremos más capaces para utilizar el conocimiento adquirido en un
contexto diferente.
O’Keefe
y Nadel, citados por Cane (1997), hacen una distinción importante entre dos
tipos de memoria: la memoria taxonómica y la memoria escénica. La memoria taxonómica
puede recordar listados de datos que nos esforzamos en grabar en nuestra mente
a través de la repetición o de algún recurso mnemotécnico, por su parte, la
memoria escénica es espacial/autobiográfica, no requiere repeticiones y permite
el recuerdo instantáneo de experiencias podemos recordar con quiénes estuvimos,
qué cenamos, sobre qué tema conversamos. Este tipo de memoria siempre está
funcionando, no se cansa y se motiva por la novedad.
La
memorización no funciona muy bien, como lo señala Gardner en The Unschooled
Mind (1991). Según este autor, con frecuencia ignoramos el conocimiento que
memorizamos en las clases y nos basamos más en el conocimiento que adquirimos
de manera incidental, es decir, en el conocimiento adquirido de nuestras
experiencias cotidianas. Este conocimiento con frecuencia está equivocado, pero
es el que nos viene a la mente.
Hay numerosos estudios que indican
que lo que los alumnos aprenden debe tener significado para ellos. Sin embargo,
las escuelas insisten en la memorización de principios y datos que se enseñan
al margen de su utilización. Cuando los alumnos aprenden en contextos
significativos, pueden transferir el conocimiento aprendido en un dominio a
otro. Cuando en las actividades de aprendizaje se utiliza lo que a los alumnos
les interesa, éstos establecen índices mentales relacionando su conocimiento
anterior con el nuevo, permitiendo que funcione de manera natural el
razonamiento basado en los casos que conocen.
Se
creer que el trabajo intelectual
típicamente ocurre en aislamiento, pero aun en caos en que el individuo parece
estar trabajando casi solo, realmente está utilizando las lecciones y
habilidades que fueron adquiridas en un ambiente distribuido (con papás, maestros,
compañeros) y que han sido internalizadas y automatizadas.
Algunas
de las cosas que desearíamos que supieran los adultos y que, por lo tanto, quisiéramos
que aprendieran los niños son habilidades, casos y procesos. Los procesos son
habilidades de alto nivel, son especialmente importantes, tienden a tener una
naturaleza muy abstracta; por su complejidad el sistema escolar sólo puede
perseguir con éxito algunos procesos de manera proactiva y por eso se deben
elegir los verdaderamente importantes. Los procesos deben enseñarse de manera
indirecta, es decir, deben estar incluidos en escenarios que estén dirigidos
principalmente a enseñar habilidades y casos en este orden, Schank (1995) propone como los procesos más
importantes la comunicación y relaciones
humanas y razonamiento.
Como
alternativa a la recitación o repetición
de datos para memorizarlos, los psicólogos educativos han mostrado la valía de
hacer que los niños participen en tareas auténticas, actividades que les
interesen, en las que comprendan su relevancia y que de manera activa los
involucren. Esta manera de ver las cosas está relacionado con el trabajo de
Piaget, Bruner y Resnick, quienes afirman que la inteligencia es construida
activamente por el que aprende que
construye sobre su conocimiento previo al perseguir metas. El aprendizaje que
ocurre fuera de las escuelas siempre incluye actividades auténticas, con metas
reales y retos reales que los niños quieren enfrentar.
Los
niños pueden retener la información, cuando se relacionan con metas que tienen y cuando el material se construye
sobre algo que ya conoce y que les interesa. Todos los niños tienen los
antecedentes para aprender sobre los deportes, porque cada niño los ha jugado y
ha hecho generalizaciones que capturan parte de su naturaleza abstracta.
Quieren aprender más porque comprenden el uso potencial de ese conocimiento en
una conversación con un amigo, en algún
intercambio o en un equipo fantaseado.
Diversos
autores como Schank, Rogoff, Gardner, etc., proponen que los alumnos aprendan a
través de la involucración en actividades socialmente relevantes, para que el
conocimiento adquirido quede firmemente ligado a una actividad específica y por lo tanto, pueda ser utilizado
posteriormente. Este tipo de aprendizaje está dirigido a metas muy específicas,
por lo que el alumno al tratar de lograrlas, necesitará desarrollar habilidades
y adquirir conocimientos que aprenderá con mayor facilidad y sin sentirlo como
una carga. Este tipo de enseñanza hace uso de la teoría del aprendizaje que de
manera resumida se ha presentado.
Los
tipos de metas que propone Marzano
(1992) son, el desarrollo de proyectos
que tengan como meta tomar una decisión, investigar un evento, diseñar un
experimento, inventar o resolver problemas, en este orden la mayor parte del
pensamiento que se requiere fuera de la escuela está ligada a tareas
específicas o metas, ya sea para manejar un negocio, hacer un presupuesto,
planear las vacaciones.
Edelson
(1997) dice que las actividades auténticas son la clave para desarrollar la
comprensión que servirá a los aprendices más allá del salón de clases, pues es
la única manera de entender el significado y el propósito de las actividades.
Las actividades auténticas son
actividades escolares que tienen aplicación en el mundo real. Tales actividades
se parecen mucho a las que se hacen en escenarios no escolares (como la casa,
una organización, el trabajo) y requieren que el alumno aplique una amplia
variedad de conocimiento y habilidades. Estas actividades incluyen múltiples disciplinas y
representan un reto por su complejidad. Por lo general, las habilidades de
pensamiento de orden superior como la
comprensión, el diseño, el análisis y la resolución de problemas son componentes importantes en estas
actividades.
En
las escuelas, por lo general, se diseñan experimentos que quitan toda
incertidumbre y ayudan muy poco a obtener el compromiso en los alumnos además
de dar poca importancia a la interacción social. Cuando todos los contenidos
son impuestos desde el exterior, se elimina la motivación del niño por
aprender. En lugar de hacer que el niño se interese por un personaje, les decimos lo que tiene que saber ese personaje para el examen. Por lo tanto hacer uso del aprendizaje natural significa
encontrar maneras para que el alumno quiera saber lo que usted quiere que sepa.
El
aprendizaje dirigido a metas es una de las opciones que mejor aplican el
conocimiento de cómo aprendemos los seres humanos; sin embargo, como lo señala
Gardner (1993), sería un error considerar al aprendizaje a través de proyectos
como una solución para todos los males
de la educación. Algunas cosas necesitan ser enseñadas a través de la
memorización o a través de un algoritmo. También tendríamos que señalar que,
mal aplicado el aprendizaje dirigido a metas, podría servir de pretexto para
perder el tiempo y para ocultar deficiencias en la comprensión del contenido
esencial de una disciplina.
En
ocasiones, los profesores creerían que los alumnos podrían generar proyectos y metas importantes por su
cuenta, y al dejarlos que diseñen solos los proyectos, éstos terminan siendo
elaborados por los padres o son pálidas imitaciones de proyectos que otros
hicieron y que ellos observaron. Si los alumnos van a conceptualizar, realizar
y presentar sus proyectos de manera eficaz, necesitan ser guiados a través del
andamiaje de las varias fases y aspectos de esta actividad (Gardner, 1993).
Aplicado
de una manera correcta, el aprendizaje dirigido a metas da oportunidad a que el alumno maneje y aplique conocimientos
previamente estudiados: aplica sus habilidades, comunica sus aprendizajes,
aprende del conocimiento y las habilidades de los demás, regula su
comportamiento en el trabajo en grupo y encuentra sentido en las materias que
estudia.
La
educación debe tener un propósito pragmático. La educación debe dedicarse a ayudar a los alumnos a desarrollar
habilidades para hacer cosas útiles. Lo que es importante de aprender es lo que
le ayude a los alumnos a hacer las cosas que desean o las que puedan ser
inducidos a querer hacer. Por lo tanto, detallar el conocimiento que los
alumnos necesitan implica primero detallar las cosas que los alumnos deben
saber hacer, y luego explicar qué conocimiento será útil en cada caso.
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