miércoles, 28 de agosto de 2013

COMPETENCIA DEL DOCENTE UNIVERSITARIO


 

Universiad Católica Tecnológica del Cibao (UCATECI)
Maestría en Gestión Académica
Asignatura: Práctica Docente Universitaria
Ensayo sobre la competencia del profesor universitario.
Conductor: ETANISLAO DE LA CRUZ Msc

Participante: Dennia Cabral Bueno 2012-4035.

 

INTRODUCCION

 

Son muchos los estudios que se han realizado referentes a la competencia del profesor universitario y la forma de desarrollar practicas docentes eficaces. Algunos indicadores y factores examinados para determinar la eficacia docente  son: las características psicológicas, cantidad y calidad de actividades académicas, calidad en la organización de clases clima durante la clase etc.
Según resultados de  estudios realizados  las características contenidas en una docencia eficaz son: el  dominio de la materia, el modo en que el profesor organiza el curso y cada una de las clases, la comunicación con los alumnos, el entusiasmo o motivación del profesor y las altas expectativas sobre los estudiantes, entre otras, por lo que sin duda todas ellas son características deseables y favorecedoras de una enseñanza de calidad, capacidad para percibir las condiciones en las que se desenvuelven sus estudiantes y reaccionar ante ellas.
Ávalos, Vaillant o Burnett , identifican algunas de las características de los docentes eficaces , estas son : compromiso con la labor docentes, amor por niños y adolescentes, conocimientos pedagógicos adecuados, so de diferentes modelos de enseñanza, colaboración con colegas, capacidad para reflexionar sobre su práctica, con habilidades intelectuales y competencias didácticas.
Todos los docentes deben desarrollar estas características para que sus clases se conviertan en prácticas educativas eficaces y por ende se produzca aprendizajes significativos.
LA COMPETENCIA DEL PROFESOR UNIVERSITARIO.
Consideramos que el término competencia profesional se centra en la posibilidad de activar en un contexto laboral específico, los saberes que pueda poseer un individuo para resolver óptimamente situaciones propias de su rol, función o perfil laboral.
La competencia ha sido   definida como un conjunto de conocimientos, saber hacer, habilidades   y aptitudes que permiten a los profesionales desempeñar y  desarrollar roles de trabajo en los niveles requeridos para el  empleo.
Echeverría (2002) nos indica que para desempeñar eficientemente una profesión “es necesario saber los conocimientos requeridos por la misma” (componente técnico) y, a su vez, “un ejercicio eficaz de estos se  necesita un saber hacer” (componente metodológico), siendo cada vez más imprescindible e importante en este contexto laboral en constante evolución “saber ser” (componente personal) y “saber estar” (componente participativo).
En el siglo XXI se considera necesario, o al menos se proyecta así desde diversas ópticas, que toda institución educativa (desde la que se encarga de la etapa más temprana hasta la que organiza la formación permanente, como instituciones “que tienen la función de educar”) y la profesión docente (entendida como algo más que la suma del profesorado que se dedica a esa tarea dentro de esas instituciones) deben cambiar radicalmente, deben convertirse en algo verdaderamente diferente, adecuado a los cambios vertiginosos que han sacudido el siglo XXI.
Desde mucho tiempo se habla de impartir  la docencia de forma que produzca aprendizajes significativos .En el ámbito de la investigación educativa se ha realizado un sinnúmero de estudios en torno a la  enseñanza de calidad y un aspecto importante en este tema es el desempeño docente, ya que el mismo  es la persona en quien se concreta la ejecución de los objetivos formativos previstos en toda institución educativa por estar relacionada directamente con el estudiante.
Según  “Gabriel René GRM Moreno” El docente universitario debe de tener   un Perfil cultural, Perfil Didáctico, Perfil Científico –Técnico,
La tarea docente es multidimensional, hay factores que se pueden medir y factores que no se pueden medir, por lo que sería equivocado  concluir que a través de un cuestionario están suficientemente identificados los aspectos cognitivos y afectivos que se ponen en juego en el proceso enseñanza y aprendizaje.
Para mejorar la práctica docente es fundamental considerar los resultados de  investigaciones científicas si queremos mejorarla, sin olvidar que existen otros factores no considerados en dichos estudios de carácter cuantitativo que no logran agotar la complejidad del proceso pedagógico, como la relación profesor – alumno y todos aquellos aspectos vinculados particularmente a la dimensión afectiva de la enseñanza que potencian enormemente el aprendizaje.
Los profesores no dejan de sentirse preocupados por estas variables, que pueden distorsionar la valoración que hacen los estudiantes de su competencia docente universitaria. Normalmente este tipo de valoración se orienta a la estimación del nivel de calidad de la enseñanza universitaria, a fin de contribuir progresivamente a su mejora. Sin embargo, como señalan Scriven (1995) y Marsh (2001), el estudiante es una parte de la evaluación, pero sus juicios no deben ser los únicos para valorar al profesor, debido principalmente a que son necesarios diversos criterios para acercarnos de manera adecuada a la estimación de un proceso tan complicado como lo es la docencia universitaria. Su opinión no puede ser la única vía de información recogida para tomar decisiones laborales o que puedan afectar a la estabilidad del docente.
Villa y Morales (1993) consideran que este tipo de evaluación tiene muchos adversarios, contradicciones y no pocas objeciones en cuanto a su validez y fiabilidad. Pero Abrami, d’Apollonia y Cohen (1990) sostienen que las evaluaciones de los alumnos son válidas en cuanto reflejan su satisfacción con la enseñanza que reciben y, en este sentido no puede criticarse su validez.
 
Lo que se trata de demostrar es que no sólo reflejan la satisfacción de los alumnos, sino que están relacionadas con la eficacia de la instrucción.
Álvarez (1999) manifiesta que el problema de la validez de las opiniones de los estudiantes en la evaluación de la docencia podría estar relacionado con la mejora del aprendizaje. La clave, en este caso, es poder determinar en qué medida los estudiantes son capaces de percibir mejoras en su aprendizaje como resultado de una práctica docente adecuada. En consecuencia entendemos, que la evaluación de los estudiantes tendrá sentido, en la medida en que la propia institución universitaria en su conjunto, o los departamentos en su especifidad, sean capaces de utilizar provechosamente la información que se desprende de estas evaluaciones.
Los profesores son responsables, entre otras cosas, de introducir cambios y matices que modulan el clima del aula, la calidad del trabajo y la orientación de los aprendizajes de los estudiantes. En sus manos, actitudes y aptitudes, descansa gran parte del éxito de las políticas educativas, estrategias, planes, programas y otros elementos más. Darling-Hammond (2000) afirma que las instituciones ejercen una pequeña influencia en el rendimiento de los estudiantes, pero gran parte de esa diferencia sustancial es atribuida a sus profesores. Ellos son los encargados de absorber y generar una visión del mundo que les rodea. Introducción y justificación.
En este mismo orden  las nuevas tecnologías y los constantes cambios ejercen presión al docente para mejorar y trasformar su docencia. Al respecto, existen muchos caminos y a nuestro juicio, uno de los más eficaces es el que se deriva del conocimiento producido por la reflexión sistemática y rigurosa sobre su ejercicio profesional. Una evaluación sistemática sobre el docente, elabora un aprendizaje destinado no tanto a producir información para el almacenamiento en anaqueles, cuanto a la comprensión que perfeccione a los profesionales. El profesorado tiene que vincularse con una fuerte reflexión que debe focalizar su atención en los procesos de enseñanza y aprendizaje.
El objetivo básico, apunta Tejedor (1990), es conseguir una utilidad efectiva del conjunto del proceso como recurso de perfeccionamiento docente haciendo buenos los propósitos de la evaluación formativa. La información que se recoge debe servir, en primer lugar, para poner en marcha un mecanismo formativo de retroalimentación que ayude al profesor a reflexionar, contribuyendo así, a mejorar la calidad de la enseñanza universitaria.
Sólo posteriormente, y una vez ampliadas las fuentes de información en el desarrollo de un programa de evaluación de la competencia docente, se podría pensar en otros criterios de evaluación. Fundamentalmente, la evaluación de la competencia docente se ha estructurado alrededor de los tres componentes básicos de su acción: investigación, docencia y relaciones con la comunidad. Alrededor de estos tres elementos se han desarrollado diferentes formas de evaluación que van desde la selección de indicadores (número de publicaciones, cantidad de investigaciones inscritas y participación en seminarios científicos) hasta la autoevaluación, la evaluación por pares, el portafolio y los estudiantes. Cada uno de estos agentes cuenta con diferentes criterios y formas para recopilar la información pertinente, sin embargo, la más utilizada es el cuestionario de opinión del estudiante.
Hablar de las competencias que un docente debe desarrollar es un  tema novedoso, sin embargo, caracterizarlas, nos ayuda a orientar nuestra función hacia la formación integral del alumnado y al logro  de la calidad en la educación.
García ramos (1997:384) hace una  síntesis de las dimensiones de las competencia del profesor universitarios extraída de diversas investigaciones.
Dominio de la asignatura (condición necesaria, aunque no suficiente para una docencia de calidad.
Didáctico- técnica: programación-organización, evaluación y uso de recursos didácticos-metodológicos que favorecen la claridad de la exposición y desarrollo de la materia. Comunicación con los alumnos, aspecto relacionado con lo anterior, pero con el énfasis puesto en la consecución de una adecuada comunicación con el alumno, a nivel individual, personal. Un adecuado clima de relación profesor – alumno.
Personal – motivacional: factor sin duda relacionado con el anterior y que influye enormemente en la claridad expositiva, es el componente personal de entusiasmo y motivación que el profesor transmite al alumno en su docencia.
Según Villa y Morales (1993), el trabajo del profesor engloba distintas dimensiones, vividas desde situaciones y momentos diversos del trabajo docente: cualidades personales, competencias docentes(comunicación con los estudiantes, organización y conocimiento de la materia, reflexión en el ámbito docente, relaciones interpersonales con los estudiantes, evaluación de la enseñanza. además), otras dimensiones son la actuación del docente en el aula, experiencias de aprendizaje de los alumnos y el resultado de aprendizaje.
 Otros autores como Zabalza Miguel resumen las competencias del profesor universitario en 10 dimensiones como son:
Planificar el proceso de enseñanza-aprendizaje: La capacidad de planificar constituye el primer gran ámbito  competencial del docente, diseñar y/o desarrollar el programa de la  asignatura es una  tarea compleja, implica; tomar en cuenta los contenidos básicos de  nuestra disciplina, el marco curricular en que se enmarca la  disciplina, nuestra propia visión de la disciplina y su didáctica,   las características de nuestros alumnos y los recursos disponibles.
Seleccionar y preparar los contenidos disciplinares: seleccionar buenos contenidos significa escoger los más importantes  de ese ámbito disciplinar, acomodarlos a las necesidades formativas de los estudiantes, adecuarlos a las condiciones de tiempo y de  recursos con que contamos, y organizarlos de tal manera que sean  realmente accesibles a nuestros estudiantes y que les abran puertas a aprendizajes post-universitarios. La importancia de los contenidos no se deriva sólo de sus cualidades intrínsecas sino que está igualmente vinculada a su presentación didáctica.
 Muchos profesores piensan que en la enseñanza lo importante son los contenidos y que la forma de enseñarlos se aprende con la práctica, otros consideran que lo importante es la metodología,  clases atractivas y llevaderas, que los alumnos hablen, discutan  entre sí, hagan trabajos porque los contenidos son lo menos  importante, pues ya tendrían tiempo de ampliarlos cuando acaben su  carrera.
 Según Zabalza Miguel ambas posturas son erróneas, la formación universitaria debe ser de alto nivel y debe dejar bien sentadas las bases para los futuros aprendizajes. Eso sólo se logra con una adecuada selección de contenidos, que habrán de ser, en todo caso amplios y suficientes  para garantizar la formación de profesionales actualizados y de alto  nivel.
Ofrecer información y explicaciones comprensibles y bien organizadas (competencia comunicativa): Los conocimientos previos de los alumnos y su capacidad para operar con ellos constituye un elemento clave en esta fase del proceso. Cuando todo ha salido bien, el alumno llegará a identificar la idea  que su profesor ha querido transmitirle. Obviamente esa idea o conocimiento puede estar más próxima o alejada del original, según haya sido la calidad del proceso de comunicación.
Manejo de las nuevas tecnologías: Las nuevas tecnologías se han convertido en una herramienta  insustituible  y de indiscutible valor y efectividad en el manejo de  las informaciones con propósitos didácticos. A los profesores ya no  nos vale con ser buenos manejadores de libros. Las fuentes de  información y los mecanismos para distribuirlas se han informatizado y resulta difícil poder concebir un proceso didáctico en la Universidad sin considerar esta competencia docente.
 La incorporación de las nuevas tecnologías deberían constituir una  nueva oportunidad para transformar la docencia universitaria, para hacer posible nuevas modalidades de enseñanza-aprendizaje , sobre  todo la enseñanza a distancia o semipresencial, pero requieren  igualmente de nuevas competencias en profesores (a parte del dominio de las técnicas didácticas genéricas) nuevas competencias tanto en  la preparación de la información y las guías del aprendizaje como en  el mantenimiento de una relación  tutorial a través de la red.
Comunicarse-relacionarse con los alumnos: Esta es una competencia transversal puesto que las relaciones interpersonales constituyen un componente básico de las diferentes competencias. “El proceso enseñar-aprender es una transacción humana que une al  maestro, al estudiante y al grupo en un conjunto de interacciones  dinámicas que sirven de marco a un aprendizaje entendido como cambio que se incorpora al proyecto vital de cada individuo. El objetivo básico de la educación es el cambio y crecimiento  maduración del individuo; esto es, una meta más profunda y compleja que el mero crecimiento Intelectual” Bradfor (1973).
Diseñar la metodología y organizar las actividades. En esta competencia podemos integrar las diversas tomas de decisiones de los profesores para gestionar el desarrollo de las actividades docentes. Bajo la denominación de metodología se puede  encuadrar un conjunto muy dispar de actuaciones que van desde la  organización de los espacios hasta la formación de grupos o el desarrollo de seminarios prácticos.
Algunos contenidos fundamentales de esta competencia docente son:
a) Organización de los espacio
b) La selección del método
c) Selección y desarrollo de las tareas instructivas
 
 El objetivo básico de la educación es el cambio y crecimiento o    maduración del individuo; esto es, una meta más profunda y compleja que el mero crecimiento Intelectual” Bradfor (1973).
            
Tutorizar: Esta competencia forma parte sustancial del perfil profesional del  docente universitario. Resulta muy importante rescatarlo, pues su sentido y proyección práctica están en la actualidad en entredicho.
 Estamos ante una palabra de gran actualidad y de uso habitual  muchos  contextos. “Defensor, guía protector” son algunas de  acepciones que se le atribuyen y tiene algo de las tres: es el  profesor que guía desde cerca el desarrollo personal y la formación del estudiante; es la persona fuerte y experimentada que defiende al  tutorando de la novedad y las incertidumbres del inicio de cualquier proceso profesional; es el orientador técnicamente competente capaz de guiar por los vericuetos del ejercicio profesional al que el tutorando se incorpora; y es la persona prudente y amiga que, llegado el caso, sabrá también defenderla de las presiones y   conflictos a los que su propia inexperiencia le podría conducir con excesiva facilidad.
Evaluar: La presencia de la evaluación en los sistemas formativos universitarios es imprescindible. Constituye la parte de nuestra  actividad docente que tiene más fuerte repercusión sobre los alumnos.
La  Naturaleza y sentido de la evaluación en la Universidad se puede decir que la evaluación es una parte sustantiva y necesaria del  proceso formativo puede parecer una obviedad.
 La evaluación forma parte del currículo universitario. Es decir, forma parte del proyecto formativo que cada Facultad desarrolla. La formación que la Universidad ofrece posee algunas características particulares que la diferencian de la formación que se ofrece en otros centros formativos. La principal de ellas es su carácter netamente profesionalizador y de acreditación. Se supone que, en cierto sentido, la Universidad garantiza que los alumnos que superan los estudios completan su formación o cuando menos alcanzan el nivel suficiente como para poder ejercer la profesión correspondiente a los estudios realizados.
Esta cualidad acreditadora está siendo relativizada en los últimos años. Cada vez son más las carreras que no habilitan para el ejercicio de la profesión. Nuevos tramos de formación y/o de certificación, generalmente supervisada por los  correspondientes cuerpos profesionales o por el Estado, se añaden a  los estudios universitarios. Quienes acaban sus carreras han de transitar aún por cursos de especialización o han de realizar diversas pruebas y oposiciones para poder alcanzar la acreditación suficiente para el ejercicio de la profesión. Pero, en todo caso, estas nuevas condiciones no restan identidad ni capacidad de legitimación profesional a los estudios certificados por la Universidad.
Reflexionar e investigar sobre la enseñanza: En muchas ocasiones se ha resaltado la disonancia existente entre  investigación y docencia en la enseñanza universitaria. Muchos docentes aluden a estas dos presiones como la causa de numerosos desequilibrios profesionales (en la configuración de la propia  identidad, en el progreso en la carrera docente, en la distribución  de tiempos y esfuerzos laborales, etc.).
Identificarse con la institución y trabajar en equipo: Es fácil señalar que la capacidad de trabajar en equipo es un  componente básico de la profesionalidad docente y la mejor receta para contrarrestar el individualismo. Más difícil resulta especificar cuáles son los contenidos de esa competencia y cómo se consigue incorporarla a la cultura de la institución. Ferrer (1988) señalaba que: «El desarrollo del equipo presupone la existencia de una tendencia a  la apertura en las comunicaciones entre los miembros del grupo y a  la cooperación, la cual presupone a la vez: que cada miembro tenga conocimiento suficiente de los papeles que desempeñan los demás miembros del grupo,  que todos estén capacitados para solucionar problemas y tomar decisiones, que entre ellos se dé una cultura similar, que tengan la habilidad de dar y tomar feedback» .  Zabalza Miguel A. “Competencias docente
Otros estudios que se han hecho Hace varias décadas y  que los investigadores intentan desentrañar los rasgos que caracterizan a los docentes universitarios  que demuestran una alta efectividad en su desempeño. Estudios realizados por Ávalos, Vaillant o Burnett entre otros, identifican algunas de las características de los docentes eficaces:
Compromiso con la labor docente.
Amor por los estudiantes 
Conocimientos pedagógicos adecuados.
Uso de diferentes modelos de enseñanza.
Colaboración con colegas.
Capacidad para reflexionar sobre su práctica.
 Con habilidades intelectuales y competencias didácticas
Weeda (1986), citado por Gonzales Galán (2004:93), obtuvo una serie de variables que también muestran una relación fuerte con la enseñanza eficaz:
Claridad: adaptarse al nivel cognitivo de los alumnos.
Flexibilidad: variar la forma de enseñar
Entusiasmo: motivación
Dirigir las tareas para que sean realizadas
Critica positiva
Actividad indirecta: ocuparse de las ideas y sentimientos de los alumnos
Hacer consientes a los alumnos del material de aprendizaje estableciendo una correspondencia entre lo que se enseña y lo que se pregunta en los exámenes.
Utilizar comentarios estimulantes para la enseñanza, como explicar características del material del curso, indicar el comienzo y el final de una lección o resumir un debate.
Variar el nivel cognitivo de las preguntas y la interacción
CONCLUSION
 Es importante decir que la formación del docente universitario  debe responder a las nuevas realidades educativas que emergen como consecuencia de la aceleración del cambio social. Por ello, es necesario poseer una sólida formación  y es indispensable disponer de ciertas competencias que permitan resolver el quehacer docente.
Es importante que el docente desarrolle  competencias tales como:  Organizar y dirigir situaciones de aprendizaje, administrar la progresión de los aprendizajes, concebir y hacer evolucionar los dispositivos de diferenciación, envolver a los alumnos en sus aprendizajes y en su trabajo, trabajar en equipo, participar en la administración de la escuela Informar y envolver a los pares, utilizar nuevas tecnologías, enfrentar los deberes y los dilemas éticos de la profesión, administrar su propia formación continua.
Por su parte la enseñanza eficaz podría definirse como la cualidad para proveer el máximo de oportunidades de aprendizaje a los alumnos (Westwood, 1998). Los profesores que son más eficaces invierten más tiempo en métodos activos de enseñanza y técnicas de observación que en la instrucción habitual
 
En el  informe McKinsey se afirma que  unos de los factores que influyen en que se den diferencias tan significativas en educación en distintos países es el docente. Esto es confirmado cuando en países como Finlandia y Corea del Sur, se  sostienen que la clave para la educación y su desarrollo son los maestros, en países como estos los estudiantes con mejores índices son los seleccionados para ser docentes, además que muchos quieren dedicarse a esta profesión pero no todos pueden entrar.
(Behets, 1997). Giovanelli (2003) apunta que “la investigación en este área carece de un claro consenso acerca de las cualidades profesionales requeridas”.
 Pero existen ciertos comportamientos que se han estudiado repetidamente en la literatura como son el manejo y gestión de la clase, la actitud docente, la organización y las explicaciones docentes (Giovanelli, 2003, p.295).
En este sentido   existe un conjunto  de características que nos hablan de aquello que promueve la eficacia docente en las aulas y que son fáciles de desarrollar y poner en práctica.
BIBLIOGRAFIA
 
Revista de la universidad de México No. 7 septiembre 2004
Humanidades El Perfil y las Funciones del Docente Universitario Autor: Lic. Guillermo Mico Fecha: 6 de Marzo del 2012 Santa Cruz – Bolivia 2012
http://biblioteca.ucm.es/tesis/edu/ucm-t26870.pdf
http://www.monografias.com/trabajos92/maestro-eficaz-y-eficiente/maestro-eficaz-y-eficiente.shtml
Zabalza Miguel A. “Competencias docentes del profesorado  universitaria. Calidad y desarrollo profesional”. Narcea, España  2003

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